El sector eléctrico de México se encuentra en un punto de inflexión histórico. A fines de 2013 el Congreso sancionó grandes reformas destinadas a liberalizar el sector de generación eléctrica históricamente controlado por la estatal Comisión Federal de Electricidad (CFE). Desde entonces se han desplegado normativas, y los primeros nuevos mecanismos de mercado comenzarán a operar en 2016. Para el año 2018, la generación eléctrica de México operaría completamente bajo la nueva normativa.
En 2014, México solamente generó el 6% de su capacidad eléctrica a partir de fuentes renovables, incluyendo biomasa y residuos, geotérmico, pequeñas centrales hidroeléctricas, y plantas eólicas y solares. Siendo el mayor productor de gas natural de América Latina, el país genera electricidad mayormente a partir del mismo, que representó alrededor del 60% de los aproximados 285TWh generados en 2014.
El mercado eléctrico de México ha estado estrictamente regulado, a pesar de que esto se encuentra a punto de ser modificado debido a las recientes reformas. La CFE controlaba la totalidad del suministro de la red y determinaba cuáles proyectos debían ser desarrollados por productores independientes. Estos proyectos podían vender su electricidad a CFE, que les otorgaba contratos a través de licitaciones. La única otra alternativa con la que contaban los generadores privados era vender su producción eléctrica directamente a grandes consumidores a través de acuerdos bilaterales, o calificar para un permiso como pequeño productor de electricidad.
Las reformas de México modificaron la constitución y abrieron el sector de generación eléctrica a los desarrolladores privados, mientras que la transmisión y la distribución continuarán bajo CFE, dejando algo de espacio para la inversión privada. Asimismo, la reforma crea un nuevo mercado eléctrico manejado por un operador, el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE). Según la nueva reglamentación, el suministro eléctrico se determinará a través de subastas, abriendo el camino a los certificados de energías limpias (CELs), que serán requeridos para demostrar el cumplimiento con la obligación de contratación anual de energía limpia.
Un mandato determina que para el año 2018, el 5% del consumo eléctrico del país provenga de fuentes limpias (lo que incluye a las centrales hidroeléctricas de gran escala, la generación nuclear y la cogeneración eficiente). En 2014, alrededor del 21% de la generación eléctrica del país se obtuvo a partir de fuentes no fósiles (lo que aplica hacia la meta de energías renovables del país, que incluye la nuclear y las centrales hidroeléctricas de gran escala).
México también posee objetivos para la reducción de emisión de gases invernaderos, proponiéndose mitigar sus emisiones en un 30% para el año 2020, y en un 50% para el 2050, con los niveles de emisión del año 2000 tomados como punto de partida.
Los desarrolladores de energías renovables pueden beneficiarse de la depreciación acelerada del valor de sus inversiones en equipos. Los bienes utilizados para el control de la contaminación, investigación, y desarrollo también están exentos de aranceles de importación y exportación. México posee dos fondos estatales para energía renovable: uno apoya a las iniciativas de eficiencia energética y de electrificación rural, en tanto que el otro subsidios a los proyectos de energía renovable y de eficiencia energética desarrollados por investigadores e instituciones académicas nacionales.
Resumen de Puntuacion
México trepó una posición en 2015 hasta el séptimo puesto en el Climascopio habiendo logrado obtener un puntaje de 1.72. En 2014, México había registrado un puntaje general de 1.57.
En 2015, México mostró adelantos en el indicador de Políticas de Energía Limpia que forma parte del Parámetro I Marco Propicio. Sin embargo, ese desarrollo fue parcialmente eclipsado por su debilidad en el indicador Inversión de Financiación de Activos del Parámetro II Inversiones en Energía Limpia y Créditos para Proyectos Relativos al Cambio Climático.
En el Parámetro I Marco Propicio, México obtuvo el puesto 32 en 2015, escalando ocho lugares con respecto a 2014. Sus puntajes para 2015 y 2014 en este parámetro fueron 1.10 y 0.90, respectivamente.
En 2015, México tuvo un rendimiento inferior en el Parámetro II Inversiones en Energía Limpia y Créditos para Proyectos Relativos al Cambio Climático, cayendo hasta la posición 12 desde el sexto lugar en que se encontraba el año anterior dentro de dicho parámetro. En 2015, su puntaje para el Parámetro II fue de 0.85, contrayéndose desde el 1.12 obtenido en 2014.
En el Parámetro III Negocios de Bajas Emisiones de Carbono y Cadenas de Valor de Energía Limpia, México logró posicionarse dentro de los diez países con mejores resultados, colocándose en la séptima posición, con un puntaje de 3.84. En 2014 había alcanzado el puesto 15 con un puntaje de 2.82.
En tanto, en el Parámetro IV Actividades de Gestión de las Emisiones de Gases de Efecto Invernadero, en 2015 México ocupó nuevamente el cuarto puesto. Su puntaje también resultó prácticamente invariable con respecto al año anterior, siendo este de 3.01 en 2015 y 3.02 en 2014.